Cristianos que estudian la Biblia

La Palabra de Dios constituye el único medio inspirado e histórico, por el cual Dios ha comunicado su voluntad a los hombres (2 Timoteo 3:16). Dios ha hablado a la humanidad una vez y para siempre, a través de Su Palabra contenida en la Biblia. Es precisamente la revelación divina, la que hace que Su Palabra nunca pase de moda (Mateo 24:35). 

La inspiración de Las Sagradas Escrituras dadas una vez y para siempre, es el único medio bíblicamente aceptado, por el cual Dios ha comunicado su voluntad a su pueblo. Esto hace posible que el único Dios verdadero, soberano, todopoderoso e invisible se dé a conocer a los hombres, de una manera que estos puedan entender, y a la vez conocer su voluntad para su creación, que siempre es buena (Romanos 12:2).

Entonces si el pueblo de Dios desea conocer su carácter eterno y su voluntad, el único medio posible para lograrlo, es a través del estudio de su Santa Palabra (Juan 3:59). No existe otra vía, canal o medio para llegar a conocer al único Dios verdadero de una manera personal. 

Cuando el pueblo de Dios ora habla con Dios, pero cuando éste lee Las Sagradas Escrituras Dios le habla. Solo por medio de la oración y el estudio de La Palabra de Dios, el cristiano puede llegar a tener comunión con Dios. 

Dios creó la existencia por su palabra. Esta misma Palabra o verbo era Jesús su hijo, que luego vino a este mundo  para morir por nuestros pecados. Solo al creer en su sacrificio en la cruz, nosotros podemos ser salvos (Juan 1:4; Hebreos 1:1-3).

El mismo Jesús le dijo a sus oyentes que al estudiar Las Escrituras, ellos podían llegar al conocimiento de la Salvación (Juan 5:39). Este consejo del mismo salvador, nos debe recordar como cristianos que, si el mismo Jesús lo dijo, es porque para Dios esto tiene un alto valor e relevancia en nuestra eternidad.

Pero de este texto también debemos aprender que, debemos estudiar Las Escrituras, para poder conocer a Jesús el hijo de Dios, el único salvador, y ser salvos por medio de él. Y no simplemente de una manera teórica, para obtener conocimientos teológicos o religiosos. Esto es así porque el conocimiento bíblico, o el conocimiento sobre Dios excluidos de Jesus, no nos pueden salvar. El Diablo puede ser considerado un gran conocedor de Las Sagradas Escrituras (Lucas 4:9-13), y aun así tiene su lugar asegurado en el infierno (Apocalipsis 20:10). Pero también porque el desear acumular muchos conocimientos bíblicos simplemente de una manera filosófica, nos puede convertir en necios alejándonos de Dios (2 Corintios 3:16).

Entonces de esto podemos aprender que, somos salvos solo cuando aceptamos en nuestras vidas a Jesus como nuestro único salvador. Luego estudiamos Las Escrituras, para conocer la voluntad de Dios, y hacer una mejor contribución a su Iglesia. 

Estudiamos Las Sagradas Escrituras, como fruto de una vida salvada y transformada, por el sacrificio redentor de nuestro Salvador Jesucristo. 

El Estudio de las Sagradas Escrituras, debe ser considerado una buena obra esencial del creyente. Todos los salvos estamos llamados a practicar las buenas obras, como resultado de nuestras vidas transformadas por el Espíritu Santo (Santiago 2:18; 2 Corintios 5:17). Aun así estamos seguros que las buenas obras no nos pueden salvar, porque la salvación es un regalo que solo le corresponde a Dios darlo a quien él desea (Efesios 2:8-9).

Cuando el creyente estudia la Biblia debe hacerlo en santidad, con una sana conciencia y con las mejores intenciones. Por ejemplo, cuando estudiamos el Antiguo Testamento, debemos aprender de las buenas acciones y el heroísmo del pueblo de Israel, pero a la vez debemos aprender a no caer en aquellos pecados, por los cuales la ira de Dios se revelaba contra ellos. El Nuevo Testamento constituye la base, sobre el cual se fundamenta la fe cristiana. Es algo básico, pero muy relevante para que el lector bíblico pueda sacar las conclusiones correctas, al interpretar cualquier texto. En el Nuevo Testamento hallamos la vida y obra del Señor Jesucristo y los apóstoles. Encontramos la historia de la iglesia primitiva, sus doctrinas y costumbres.

La Palabra de Dios es como un espejo limpio que refleja nuestras suciedad y defectos. En ella encontramos la solución a todos los males resultados del pecado. 

En conclusión el creyente debería estudiar Las Sagradas Escrituras por las siguientes razones:

  1. Ellas son eficientes (Hebreos 4:12).
  2. Ellas alumbran nuestro vivir (Salmos 119:105).
  3. Ellas modelan nuestras vidas (2 Timoteo 3:16).
  4. Ellas siempre están a la moda (Mateo 24:35).
  5. Ellas son la vida (Juan 6:63).

Una fe saludable siempre resultará de una vida entregada al Estudio de La Palabra de Dios, a la oración y a la meditación en Dios. Oramos a Dios buscando su voluntad, leemos la Biblia conociendo su voluntad, y luego nos separamos y meditamos en su voluntad. 

Estos elementos son parte de un grupo de 7 elementos que he identificado a lo largo de mi vida pastoral, que a mi juicio que demuestran que un creyente está cultivando su fe de una manera bíblica y saludable:

  1. Oración.
  2. Lectura bíblica.
  3. Meditación.
  4. Congregación.
  5. Compañerismo cristiano.
  6. Proclamación
  7. Ofrendar.

Sin embargo, los primeros tres elementos son más personales en la relación del creyente con Dios. Y carece de cierta coherencia: congregarnos, hacer amigos cristianos, proclamar La Palabra, y ofrendar en la Iglesia, si antes no estamos: orando, estudiando la Palabra de Dios y meditando en sus planes y  voluntad para nuestra vida. 

Por el Pastor Ruddy Carrera.

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