El Hebreo bíblico

El Antiguo Testamento que es la primera gran división de la Biblia, se escribió en Hebreo. El Antiguo Testamento es llamado muy amenudo la Biblia Hebrea. Solo algunas pequeñas porciones de Esdras, Daniel y un verso de Jeremías lo eludieron.

El Hebreo era la lengua hablada por los profetas, del Antiguo Testamento. Era la lengua madre de Israel. Aunque en sí el término idioma hebreo no aparece en la Biblia; los judíos llamaban a su idioma “la lengua de Canaán” o “lengua de Judá (Isaías 19:18; Nehemias 13:24; Isaías 36:11).

Aún así el origen del nombre del idioma es un misterio, sobre el que se han formulado varias teorías. Para alguno la influencia de Heber el bisnieto de Sem en el el Oriente Medio (Génesis 10:21). Tiene que ver con el origen del nombre. Y la relación genealógica de este con los hebreos. Heber fue un descendiente de Sem, y es nombrado como antepasado del mismo Abraham. Abraham fue llamado del otro lado del río Eufrate, desde la región de Ur de los Caldeos. Y Heber significa literalmente “del otro lado”.

Pudiéramos decir que este Hebreo bíblico, o Hebreo clásico  (עִבְרִית מִקְרָאִית‎ Ivrit Miqra’it or לְשׁוֹן הַמִּקְרָא‎ Leshon ha-Miqra), como es comúnmente denomiando, era un dialecto de la lengua que los semitas hablaban en la región de Canaán, en el Mediterráneo. El Hebreo como tal fue el resultado de una mezcla del ugarítico, fenicio, moabita y edomita con el arameo.

El Hebreo bíblico debe remontarse, a unos 3200 años de antigüedad. Hoy en día, junto al Árabe, la lengua hebrea moderna, es constituida la lengua oficial del Estado de Israel. Es hablada por 6 millones de personas en unos 80 países. Y los judíos las consideran una lengua sagrada הקודש (lashón ha-Kódesh, porque fue elegida por Dios para comunicar el mensaje divino.

Uno de los principales rasgos característicos del Hebreo bíblico es que las palabras solo contienen 3 consonantes, y se escribe de derecha hacia la izquierda.

A partir del S. IV A.C. el hebreo empezó a ser sustituido en Palestina por el Arameo.

El Hebreo de la monarquía vio su fin en el exilio a Babilonia (587-537 A.C.

Luego la influencia Persa en el siglo quinto, marca lo que se ha llegado a conocer como el Hebreo Tardío.

Entonces se inauguró el período helenístico, con la expansión de Roma, entre el tercer y el primer siglo A.C. En este período se escriben los Rollos del Mar Muerto. Este episodio es suficiente, como para clasificar este período, con el mismo acontecimiento, denominando al Hebreo del entonces, como “El Hebreo de los Rollos del Mar Muerto”. Este estadio vio su fin, con la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 D.C, por el general romano Tito.

El Hebreo que conoció el Señor Jesús, o Hebreo de la Mishná, vio su culminación en el S.IV. En este período final, ya el Hebreo no era más que una lengua muerta, usada por eruditos y por los rabinos en los cultos. Lo que al parecer no era una lengua popular, entre la gente común, que en su lugar hablaba el Arameo.

Pero finalmente al parecer, aún dentro de la misma comunidad judía bíblica, existían varios diaelectos del idioma. Un hecho muy notable sobre este caso, lo vemos en el libro de Jueces; donde los versos 5 y 6 del capítulo 12, relatan que los fugitivos de Efraín no podían pronunciar correctamente la palabra “shibboleth”, mientras que los de Galaad sí eran capaces.

Sin embargo la influencia y presión, que ejercieron otras lenguas sobre el Hebreo, lo hicieron una lengua cambiante, a tal modos que Nehemías mostró su queja, al notar que algunos niños de su época, ya no podían hablar el idioma correctamente (Nehemías 13.24).

Los masoretas desempeñaron un papel significativo, en la preservación del Hebreo bíblico. Sus legados constituyen, los códices más confiables del Hebreo del Antiguo Testamento.

Gracias a su contribuciones a la lengua, hoy el idioma moderno consta de 22 consonantes. Antes de los masoretas el idioma carecía de sonidos de vocales, dado que por la misma naturaleza del idioma los sobreentendían. Los masoretas que más contribuyeron a estos cambios fueron los pertenecientes a la Escuela de Tiberio, del siglo octavo D.C.

Por Rev. Ruddy Carrera.

Imagen|GETTY.

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