Aunque parezca insignificante para muchos. El asunto de las ropas del misionero, y su equipaje era un asunto que le interesaba al Señor Jesucristo.
De hecho, cuando comisiona a sus primeros discípulos, les dijo que solo usaran los equipajes básicos:
No lleven consigo oro ni plata ni cobre, ni mochila para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento (Mateo 10:9-10) RVC.
El misionero y predicador de caminos tiene que viajar liviano. Y solo con lo básico. Porque uno nunca sabe que puede ocurrir durante un día de misiones.
Suponemos que va viajando en una montaña, en un vehículo, y este se le avería. Entonces tiene que llegar a su destino. O decides regresar para pedir ayuda. En todo caso, si no transporta muchas prendas y cosas de valores. Su preocupación será menor. Entonces las palabras del Señor cobrarán sentido.
Note, que el Señor, nos lleva a plantearnos la cuestión ¿Qué sentido tiene llevar prendas de plata y oro a un viaje misionero?
Nos plateamos otra suposición. Imaginemos que usted trata de ganar las familias, de una aldea pobre. Ya sabes a que me refiero con ser pobre ¿piensas que será bien escuchado, por gente que aún no ha superado sus necesidades básicas? Gente hambrienta, marginada, y con pocas opciones de salir de sus problemas.
¿No crees que el mucho lujos en un predicador, pudiera serle una distracción a sus sufrientes oyentes?
Continuamos aún en la aldea pobre. Si llegas a la aldea pobre, con tus prendas de plata y oro; es posible que la gente centre su esperanza en ti, y no en Cristo.
Pero también el andar con prendas lujosas en una misión, pudiera poner en riesgo, la seguridad del predicador. En toda parte existen la gente mala, y los ladrones.
El Apóstol Pablo, nos confiesa que muy a menudo, se vio en la vista de los ladrones:
En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos (2 Corintios 11:26).
Pero usted puede alegar que este no es su tipo de audiencia. Que sus oyentes son gente urbanas con educación, y en vía de desarrollo.
En todo caso. Debemos usar la ropa apropiada para la ocasión.
Entonces podemos plantear, las mismas suposiciones invertidas. A ningún misionero se le ocurrirá alcanzar, a los habitantes de un suburbio de clase media, usando las mismas herramientas y vestuario, que usaría para adentrarse en la aldea más remota.
De hecho, hay ropas que para algunos grupos culturales carecen de importancia, pero que para otros resultan ser ofensivas.
Veamos algunos tipos de panoramas, que el apóstol menciona en 2 de Corintios 11:26: ciudad, desierto, mar.
El apóstol Pablo no es superado por nadie en la Biblia, en el mundo de las misiones. Él fue el mayor misionero de todos los tiempos. En nuestros tiempos, sigue siendo la mayor referencia en este aspecto.
De modo que no nos imaginamos al apóstol Pablo, predicando en la ciudad, con ropas de un marinero. O navegando en un rústico barco, con las ropas que le predicaba a lo nobles ciudadanos griegos y romanos. O en el tercer caso; caminando en un desierto con su abrigo favorito.
Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en la ciudad de Tróade, en casa de Carpo. Trae también los libros, especialmente los pergaminos (2 Timoteo 4:13) TLA.
Finalmente, volvamos a Mateo 10:9-10; a las palabras del Señor. « Porque el obrero es digno de su alimento (Salario)».
Lo que el Señor también les estaba sugiriendo a ellos, era que debían instruir a los nuevos conversos, a sostenerlos económicamente, para que de este modo ellos también tuvieran participación en la predicación de La Palabra. Pero no tiene sentido para nuestra audiencia, sostener nuestros ministerios; cuando llegamos a ellos vistiendo o portando prendas inapropiadas para su entorno.